-Infancia:
Alekhine nació en el seno de una rica familia en Moscú.
Su padre era un terrateniente y miembro de la Duma; su madre, Ines Projorova, era la hija de un empresario. La familia estaba en el rubro de los textiles. Se componía de tres hermanos, Alekséi, Aleksandr y Varvara. Una buena muestra de la excentricidad de sus padres es que estos nombres se los pusieron a los hijos por ser de personajes de las obras del dramaturgo ruso A. Ostrovski.
Según su biógrafo más acreditado, el ajedrecista soviético A. Kotov, tanto su padre, por su trabajo, como su madre, entregada a obras benéficas y constantes reuniones sociales, además de comentarse que entregada a la bebida, dejaban a los niños solos constantemente. En ese ambiente, fue su abuela quien un día enseñó a jugar al ajedrez a los niños, resultando los dos varones con excelentes cualidades para asimilar el juego, si bien Aleksandr superaría claramente a su hermano mayor con el tiempo. Se sabe de fuentes seguras que no practicó formalmente el ajedrez de niño. Asistía a los clubes ajedrecísticos a escondidas de sus padres, pues en esos tiempos ellos no permitían a los niños acercarse a los clubes de ajedrez. Desarrolló su talento jugando partidas por correspondencia o jugando con su hermano mayor Alekséi. Hasta, para desarrollar su habilidad innata, analizaba partidas a la luz del candil de su habitación hasta altas horas de la noche.
Algunos historiadores sostienen la tesis de que el interés de ser jugador profesional le surgió al presenciar, con 13 años, una demostración a la ciega del ajedrecista estadounidense Harry Nelson Pillsbury en Moscú, en la que se habría colado pese a la prohibición de entrar a los menores, si bien, aunque se conoce con certeza que dicha demostración existió, no se puede asegurar que Alekhine estuviera en ella.
-Juventud:
Alekhine fue en los años de colegial y universitario un joven estudioso y extremadamente formal, que obtuvo la licenciatura en derecho en Moscú en 1914 e incluso ejerció la judicatura. Aleksandr Kotov, su principal biógrafo, aporta en su libro "Alekhine" testimonios de quienes le conocieron en aquella época y aseguran que era totalmente abstemio.
La siguiente es la primera partida jugada por el joven Alekhine de que se tiene registro, escrita en el sistema de notación ajedrecístico algebraico en inglés, donde K=rey, Q=dama, R=torre, B=alfil, N=caballo.
- [Event "?"]
- [Site "cr"]
- [Date "?.??.??"]
- [Round "?"]
- [White "Chinarev"]
- [Black "Alekhine, Aleksandr"]
- [Result "1-0"]
- [ECO "A00"]
- 1. b4 e5 2. Bb2 f6 3. e4 Bxb4 4. Bc4 Nc6 5. f4 d6 6. c3 Ba5 7. Nf3 Nh6 8. d4 exd4 9. O-O dxc3 10. Nxc3 Bb6+ 11. Kh1 Bg4 12. h3 Bxf3 13. Qxf3 Bd4 14. Rad1 Qd7 15. Qh5+ Nf7 16. Rxd4 Nxd4 17. Nd5 b5 18. Bxd4 bxc4 19. Bxf6 c6 20. Bxg7 cxd5 21. Bxh8 Qe6 22. exd5 Qe4 23. Bf6 Qg6 24. Qe2+
- 1-0
El primer éxito deportivo de Alekhine fue su victoria, a los 17 años, en el torneo para aficionados de San Petersburgo en 1909, en el que ganó doce partidas, perdió dos e hizo dos tablas frente a los siguientes ajedrecistas: Izbinsky, S.; Goldfarb, V.; Rosanov, V.; Chepurnov, Anatoly; Evtifiev, P.; Tereshchenko, N.; Romanovsky, Peterya; Elyashov, M.; Nikolaev, Viktor; Lebedev, Sergey; Viakhirev, Apollon; Gelbak, G.; Rosenkrantz, Karl; Rotlewi, Georg; Daniuszewski, Dawid y Maliutin, Boris. Se había visto anteriormente en partidas notables el talento de este genial maestro ruso, entrenado por el maestro Benjamin Blumenfeld. En esa ocasión, ganó el título de maestro nacional. El torneo se desarrolló junto a otro evento de carácter profesional, en el que vencieron Emmanuel Lasker y Akiba Rubinstein.
En 1914, tras jugar otro torneo en San Petersburgo, Alekhine, Emmanuel Lasker, Frank Marshall, Siegbert Tarrasch y José Raúl Capablanca fueron los primeros ajedrecistas en conseguir el título de gran maestro.
La primera Guerra Mundial le sorprende disputando el torneo de Mannheim, (Alemania), y tanto él como algunos otros de los participantes, como Bogoljubov por ejemplo, fueron hechos prisioneros. En 1919, fue encarcelado en Odesa, acusado de espionaje. Durante este encarcelamiento, contrae la escarlatina, cuyas secuelas le acompañarían de por vida con una salud frágil. Fue liberado y volvió a Rusia.
La Revolución rusa le sorprende en Moscú y Alekhine, además de serles confiscados sus bienes, vuelve a dar con sus huesos en la cárcel. Se cuenta, aunque no está verificado, que el propio León Trotski se presentó en su celda para jugar una partida con él, lo que le valió su favor para ser liberado.
El régimen instalado después de la victoria revolucionaria coarta el interés de Alekhine por seguir interviniendo en grandes competencias ajedrecísticas hasta llegar a campeón mundial, para lo que se consideraba capacitado, por lo que una vez liberado de su encarcelamiento, se entrega al objetivo de salir de Rusia.
Hoy en día, los historiadores siguen sin ponerse de acuerdo sobre la forma en que Alekhine logró salir de Rusia cuando a nadie le estaba permitido. Durante mucho tiempo, Alekhine fue considerado traidor a la causa bolchevique porque se consideraba que había abandonado Rusia de forma ilegal. Sin embargo, descubrimientos posteriores a su muerte pueden venir a demostrar que, contra lo que se creía, contaba con un visado.
Se asentó en Francia en 1921, donde adquirió la nacionalidad francesa cuatro años después. En 1925, homologa sus estudios de derecho en la Sorbona. Alekhine era conocido por sus coetáneos como «doctor Alekhine», título otorgado por un supuesto doctorado en derecho adquirido en la Sorbona; pero nunca ha podido comprobarse la veracidad del mismo, por lo que se supone que pudo ser una invención suya. Alekhine llevó una vida cosmopolita, visitó muchos países y hablaba ruso, francés, alemán e inglés.
-Campeón mundial:
Ya en Europa, antes de enfrentarse a Capablanca por el título mundial, logra tres triunfos sonados. En 1925, vence en el torneo de Baden-Baden; en 1926, vence en un encuentro particular a Max Euwe y en 1926, obtiene el segundo puesto en el torneo de Nueva York, después de Capablanca.
En aquella época, el poseedor del título mundial solo lo ponía en juego frente al oponente que fuera capaz de cumplir una serie de condiciones impuestas por él mismo. Para alejar posibles candidatos molestos, los campeones solicitaban una bolsa altísima, que ningún jugador normal se podía permitir si no era financiado por un mecenas. Alekhine trató en vano de encontrar uno y Capablanca se sentía seguro en su trono cuando sorpresivamente el gobierno argentino anunció que estaba dispuesto a poner el dinero que Capablanca solicitaba, a condición de que el encuentro se celebrase en Buenos Aires. Todavía hoy se desconocen las razones del gobierno argentino para esto, si bien todos pensaron que, dado que Capablanca era considerado un jugador invencible y que en el ya referido torneo de Nueva York había sacado a Alekhine una ventaja de 2,5 puntos, la victoria, que se preveía aplastante del campeón ante el aspirante, acabaría definitivamente con las constantes pretensiones de este.
En septiembre de 1927, Alekhine venció a Capablanca en Buenos Aires y se convirtió en campeón del mundo. El encuentro se resolvió por 18,5 a 15,5. La condición era que sería campeón aquel que primero venciera en seis partidas. Alekhine no solo superó a su adversario sino que tuvo que enfrentarse además a serios problemas dentales, ya que durante el transcurso de la competencia le fueron extraídas seis muelas.
Alekhine negó posteriormente a Capablanca la posibilidad de un encuentro de revancha, pagándole con su misma moneda, al poner como condición una bolsa altísima para ello. En cambio, Alekhine sí aceptó defender su título con condiciones más ventajosas frente a otros jugadores. El primero de ellos fue Efim Bogoljubov, dos veces: en 1929 en Wiesbaden y en 1934 en Baden-Baden. También, logró importantes triunfos en esta época, como sus victorias en los torneos de San Remo en 1930 o en Bled en 1931.
Tras su regreso de Buenos Aires, con el título de campeón en su poder, Alekhine tuvo una gran desilusión. Su barco hizo escala en Barcelona, donde una gran multitud le dispensó un recibimiento espectacular. A su llegada a París, Alekhine esperaba un recibimiento semejante de los franceses; pero apenas si fueron a recibirlo sus amigos y algunos conocidos.
-Pérdida y recuperación del título:
En 1935, perdió el título ante Max Euwe (match Alekhine-Euwe 1935). A estas alturas, Alekhine ya se había excedido con la bebida y apareció a celebrar varias partidas del match totalmente ebrio, según relata el propio Euwe.
Desposeído del título, dejó la bebida para aplicarse en la preparación a fin de recuperarlo. Lo hizo venciendo a Euwe en 1937. Es especialmente significativa la sexta partida de este match, en la que, por primera vez en la historia de los campeonatos mundiales de ajedrez, Alekhine ofreció en la apertura de la partida el sacrificio de una pieza (un caballo), a cambio de un ataque meramente especulativo. Después de pensar mucho, Euwe tuvo miedo del ataque, declinó el sacrificio y terminó perdiendo la partida. Si bien análisis posteriores demostraron que el sacrificio debía aceptarse, esta partida prueba cómo Alekhine se esforzó en preparar el match, buscando incluso nuevas jugadas sorpresivas en las aperturas.
Retuvo el título mundial hasta su muerte.
-Madurez:
Tres guerras se cruzaron en su camino a lo largo de su vida. Ya en su madurez, el estallido de la segunda Guerra Mundial le sorprende en Argentina defendiendo el tablero número 1 de Francia en las Olimpiadas. Nadie sabe qué obligó a Alekhine a volver a Europa, al contrario que algunos ajedrecistas europeos que decidieron quedarse en tierras sudamericanas. Se alista en el ejército francés y es detenido. Los alemanes, al reconocer en él al campeón mundial de ajedrez, le otorgan un trato de favor a cambio de que intervenga en torneos y de respetarle a favor de su esposa sus pertenencias en Francia. Alekhine jugó varios torneos en Alemania o territorios ocupados por los alemanes. En 1941, se publicaron unos artículos antisemitas titulados "El ajedrez ario y el ajedrez judío" en el "Pariser Zeitung". Hasta la fecha, se desconoce si fue el autor.
-Ocaso y muerte:
Terminada la guerra, el mundo del ajedrez comienza a reorganizarse. Los ingleses toman la responsabilidad de organizar el nuevo título mundial, para lo cual invitan a cinco ajedrecistas a disputar un match, cuyo ganador será el campeón. Curiosamente, entre estos ajedrecistas no está Alekhine, pese a ser el campeón mundial en activo. Lo que dieron en llamar colaboracionismo del ruso con los alemanes le privaba, según los organizadores, de la posibilidad de defender su título.
En 1943, Alekhine arriba a España, donde es bien acogido por los aficionados y subsiste dando exhibiciones de simultáneas. Pero ya a estas alturas era una persona física y anímicamente destruida. En la Primera Guerra Mundial, había contraído la escarlatina, la Revolución soviética le había privado de su herencia y la Segunda Guerra Mundial le hizo perder su título de campeón mundial. "Me han destruido las dos guerras", fue el título de un artículo que escribió por entonces. Ya en España, le advierten que el estado de su hígado es desastroso y que si no deja la bebida, morirá pronto. Pero Alekhine continúa con las continuas borracheras, hasta que ya no pueden ayudarle aquellos que en España tanto lo hicieron, ya que no solamente no se corregía sino que necesitaba una importante cantidad diaria para subsistir y para procurarse bebida.
Se refugia en Estoril (Portugal), donde recibe una luz de esperanza. Mikhail Botvínnik, que a la postre sería el nuevo campeón mundial al imponerse a sus cuatro oponentes en el match celebrado en La Haya, le escribe una carta en la que le dice que, pese a la organización inglesa del título, él lo considera el campeón vigente y que está dispuesto a celebrar la disputa del título en Moscú, tal y como ambos habían acordado antes del inicio de la guerra.
Al igual que hizo años atrás en la revancha ante Euwe, Alekhine deja el alcohol y se prepara para el encuentro por el campeonato del mundo frente a Botvínnik. La ilusión de volver a su Rusia natal y de volver a ser ajedrecista de elite le da nuevas fuerzas; pero la suerte le resultó nuevamente esquiva y esta vez fue la definitiva. Falleció en la habitación de un hotel en Estoril. Aún se discute la causa de su muerte. Hay una versión de que se atragantó comiendo, si bien recientes descubrimientos aseveran que se trató de un ataque al corazón. En este sentido, su hijo Aleksandr, fruto de su segundo matrimonio, ha dado a conocer al mundo una copia de la autopsia practicada en su día con ese resultado, por lo que la polémica debe quedar cerrada.
Fue enterrado en Lisboa, ya que nadie reclamaba su cuerpo. La FIDE decidió posteriormente pagar los gastos de su traslado a Rusia para ser inhumados allí sus restos; pero su cuarta esposa, Grace Wishart, reclamó el cuerpo, cuando curiosamente no lo había hecho antes, y ejerció su derecho de que fuera enterrado en París. Sus restos se encuentran en el cementerio de Montparnasse en París desde 1956.
Alekhine, que desde que salió de su Rusia natal soñó siempre con volver a ella, no pudo cumplir su sueño ni aun después de muerto. Por esta circunstancia, buena parte de sus biógrafos lo llaman "el ruso errante".
-Vida privada:
No se conocen muchos datos de la vida privada de Alekhine. Todos sus biógrafos coinciden en que era un hombre de un carácter realmente imposible. Ególatra, iracundo, prepotente, soberbio, alcohólico, jugador.
Se casó en cuatro ocasiones, que se sepa. Un rasgo peculiar de Alekhine es que le gustaban las mujeres mayores que él. Su primer matrimonio fue con la baronesa rusa Sergewin (1920). Este matrimonio no está suficientemente acreditado, según Kotov, aunque sí se sabe que tuvo una hija con ella. Ya en París, se casó con una periodista suiza, Anna Rüegg, con quien tuvo un hijo, Aleksandr. Posteriormente, se casó con Nadjeda Fabritky, viuda de un importante general ruso. Baste decir de este tercer matrimonio que Nadjeda tenía una hija solo dos años menor que Alekhine. Por último, se casó con otra viuda, Grace Wishar, que a la postre fue la mujer de su vida. Era estadounidense, aficionada al ajedrez, rica y dieciséis años mayor que Alekhine.
Es de destacar la afición y el cariño que Alekhine tenía por los gatos. Tuvo un gato siamés, al que llamó Chess, que se llevaba a las partidas contra Euwe, sabedor de que este era alérgico a tales animales. El gato en cuestión lo llevaba en su regazo, y en ocasiones saltaba a la mesa y husmeaba el tablero y las piezas. Esta anécdota no deja de ser una demostración del mal carácter de Alekhine y de su comportamiento infantil en muchos casos, así como de la gran caballerosidad de Max Euwe, ajedrecista del que todos coinciden en señalar que por encima de todo era un caballero, como lo demostró al cumplir con la obligación pactada de jugar la revancha contra Alekhine.
-Aportación ajedrecística:
Alekhine formó parte de la generación de ajedrecistas que a principios del siglo XX renovaron las ideas estratégicas hasta entonces en vigor y que habían tenido en jugadores como Wilhelm Steinitz, Siegbert Tarrasch o Akiba Rubinstein sus más claros exponentes. Esta escuela innovadora, generalmente llamada "hipermoderna", tiene en Richard Réti y Aaron Nimzowitsch a sus fundadores y alteró las concepciones canónicas en teoría de aperturas, estrategia en el medio juego, etc. Alekhine recogió y practicó estas innovaciones en su juego.
Como en cualquier otro gran jugador, en Alekhine se daban profunda estrategia, dominio de los finales y virtuosismo técnico. Pero el estilo personal de Alekhine se caracterizó por su poderosa facultad para la combinación y la táctica, unidas a una desbordante fantasía, así como por sus tendencias agresivas: tal vez haya sido el más peligroso atacante de todos los tiempos. Junto a ello, una tenaz voluntad de victoria y una capacidad de trabajo y preparación teórica de la que carecía, por ejemplo, Capablanca.
Constante estudioso e innovador de la teoría ajedrecística, múltiples variantes de aperturas llevan su nombre por haber sido desarrolladas con éxito por él por primera vez. Incluso una apertura, la Defensa Alekhine, se llama así en su honor, ya que, aunque era conocida con anterioridad, fue él quien en 1921 en Budapest la utilizó con sentido y demostró la validez de la misma, en contra de las refutaciones que había tenido hasta ese momento.
Alekhine también sobresalió de forma considerable en el ajedrez a la ciega. En 1924, bate por primera vez el récord mundial de simultáneas a la ciega jugando contra 26 tableros, con 6 derrotas. En 1925, supera su propio récord, enfrentándose a 28 tableros, con solo 2 derrotas. En 1933, se enfrenta a 32 tableros, con 4 derrotas, y en 1934, Alekhine y George Koltanowsky dan una simultánea frente a 6 equipos en consulta. La modalidad de ajedrez a la ciega ha supuesto siempre un considerable esfuerzo para su practicante. No obstante, hubo muchos jugadores de ajedrez que tenían una capacidad innata para ello; otra cosa es la calidad de esas partidas. Alekhine tiene en su haber partidas magistrales jugadas a la ciega, demostrativas de su gran calidad también es esta modalidad.
Localmente, los rusos le consideran receptor del testigo del padre del ajedrez ruso, Mijaíl Chigorin, y a ambos como pioneros y referentes del ajedrez en aquella tierra, que se convertiría en la segunda mitad del siglo XX en la dominadora del ajedrez mundial por la calidad de sus jugadores, como consecuencia de ser declarado deporte nacional y de su táctica de captación y entrenamiento de los talentos infantiles.
Como muestra tanto de su carácter como de su sapiencia ajedrecística, dejó para la posteridad algunas frases, que delatan tanto uno como otra:
"La apertura de la posición en el centro terminará siempre por favorecer al bando que tenga superioridad de espacio".
"No sé cómo podré ganarle seis partidas a Capablanca, pero tampoco sé cómo podrá ganármelas él a mí".
"El ajedrez es vanidad".
"Alguna vez los hombres tuvieron que ser semidioses; si no, no habrían inventado el ajedrez".
"El método para ganar consiste en ir alternando el avance del peón pasado con amenazas contra el rey negro. Primero, las blancas deben dominar la importante diagonal a1-h8". (Análisis de la partida 29 por el título mundial contra Capablanca).
"Nunca antes hubo, ni volverá a existir, un genio igual".(Refiriéndose a Capablanca, con motivo de su muerte).
"Soy Alekhine, campeón mundial de ajedrez. Tengo un gato llamado 'Ajedrez'. No necesito pasaporte". (Al pedirle la documentación en la frontera polaca en uno de sus viajes).
"El ajedrez no es para mí un juego sino un arte. Sí, considero que es un arte y me hago cargo de todas las obligaciones que eso implica. Todo ajedrecista destacado y con talento no es que tenga el derecho sino que tiene la obligación de considerarse artista".
"El objetivo del juego no es la victoria, sino el arte".
"No juego al ajedrez, lucho en ajedrez. Por consiguiente, trato de combinar la táctica con la estrategia, lo fantástico con lo científico, lo combinativo con lo posicional, y trato de responder a las demandas de cada posición específica".
"Cuando juego al ajedrez, dentro de mí se libra una extraña batalla entre la fantasía por un lado y el razonamiento sensato por el otro. El exceso de imaginación o de pensamiento racional pueden ser igualmente peligrosos. Esas dos fuerzas tiran hacia lados opuestos y, sin embargo, hay que mantenerlas en armonía. Es lo que intento hacer cuando puedo. No obstante, en mi caso predomina la fantasía. Actúa dentro de mí con mayor intensidad. Tendré que domarla como sea".
"Durante toda mi vida, y especialmente después de ganar el título de campeón, decían que era enemigo de los soviéticos. Eso me dolía profundamente y me impedía el contacto con el país en el que había nacido y al que nunca he dejado de querer".
"El éxito que tuve en el match contra Capablanca se debe, ante todo, a mi superioridad psicológica. Capablanca jugaba confiando casi exclusivamente en su extraordinario talento intuitivo. En general, hay que conocer bien al adversario antes de empezar a jugar. Así, la partida se convierte en el medidor del individualismo y del amor propio, que juega un papel enorme en el resultado del juego".
"El pretexto de la falta de tiempo no es justificable.La incapacidad del maestro experimentado para atenerse al tiempo es un defecto como incurrir en un error".
"El rasgo que determina junto con otros, la potencia ajedrecística, es la inquebrantable atención sobre lo que ocurre en el tablero".
"En los torneos importantes no hay que temer a la pérdida de una partida, sino al decaimiento del ánimo que ello puede ocasionar".
"El ajedrecista debe ante todo, tener presente sus propias cualidades, tanto positivas como negativas".
-Frases referidas a Alekhine:
"Alekhine manisfestó aquella voluntad por ganar y aquella orientación hacia un objetivo concreto, que caracterizó su vida entera". Tartakower.
"El progreso de Alekhine se dio por los siguientes factores:
1.- Afición incondicional al ajedrez, que considera un arte.
2.- Intelecto muy desarrollado y sólida instrucción.
3.- Inagotable fuente de ideas.
4.- Constante trabajo de perfeccionamiento.
5. Su lema: Plantear problemas al contrincante en casi cada jugada.
6.- La serenidad en los reveses y en los éxitos." Tartakower.
-Investiga-Edita=M-G-SIMONIN-
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